No products in the cart.
Bar Tapas: Descubre 5 Bares de Tapas Inolvidables en Sevilla
Sevilla es una ciudad que seduce a través de los sentidos. Su luz, su historia, gente, y bar tapas conforman un escenario perfecto para disfrutar de una de las tradiciones más arraigadas y queridas: tapeo. Tapear en Sevilla no es simplemente comer; es compartir, reír, saborear y vivir. Es salir sin prisa, deambular por callejuelas empedradas, y detenerse en lugares donde cada tapa cuenta una historia. Desde recetas que se han transmitido por generaciones hasta propuestas vanguardistas que sorprenden con cada bocado, la ciudad ofrece una gama infinita de bares para todos los gustos.
La cultura de la tapa en Sevilla es una forma de socializar, de celebrar lo cotidiano, y de hacer de cada comida un momento especial. Lo mágico es que no importa si eres local o visitante: basta con sentarte a la barra, pedir una caña y dejarte llevar por la carta. Algunas tapas son tan famosas que han traspasado fronteras, como las espinacas con garbanzos, la carrillada ibérica o el montadito “Piripi”. Pero más allá del sabor, lo que enamora es la experiencia en sí: el ambiente animado, el olor a cocina tradicional y el ir y venir constante de platos y personas.
En esta guía te presentamos cinco bares que capturan lo mejor de esta tradición sevillana. La selección incluye espacios históricos que han marcado el tapeo de la ciudad, como El Rinconcillo o Bodega Antonio Romero, así como propuestas modernas y creativas como La Brunilda y Bar Eslava, que reinterpretan la tapa desde un enfoque contemporáneo. Y como sorpresa especial, incluimos Wine Gogh Sevilla, una propuesta única que fusiona arte, vino y gastronomía en un solo plan. No es solo un bar de tapas, sino una experiencia sensorial donde se pinta, se brinda y se saborea al mismo tiempo.
Cada uno de estos lugares ha sido elegido no solo por la calidad de su comida, sino por la experiencia completa que ofrece: ambiente, historia, creatividad y autenticidad. Porque en Sevilla, el tapeo no se mide en estrellas ni en reseñas, sino en momentos vividos. Y estos cinco bares tienen la capacidad de regalártelos.
Tanto si es tu primera vez en la ciudad como si buscas redescubrirla, estas cinco paradas son el punto de partida ideal. Prepara el paladar, afina el apetito y déjate guiar por los sabores que hacen de Sevilla un destino irresistible. Aquí, cada tapa es un pequeño festín. Y cada bar, una puerta abierta a una Sevilla que se disfruta bocado a bocado.
🎨 Wine Gogh Sevilla: Tapas, vino y creatividad que se pinta
En pleno centro de Sevilla, Wine Gogh propone una experiencia que va mucho más allá del tapeo tradicional. Aquí no solo se come y se bebe, también se pinta. El espacio está pensado para desconectar, socializar y dejar volar la imaginación mientras se disfruta de tapas gourmet y vinos cuidadosamente seleccionados. La atmósfera mezcla lo artístico y lo acogedor, con luz tenue, pinceles sobre la mesa y una copa siempre a medio llenar.
Cada sesión es guiada por un artista que orienta paso a paso en la creación de una obra propia. No se necesita experiencia, solo ganas de pasarlo bien y dejarse llevar. La pintura se convierte en excusa para brindar, conversar y probar sabores locales que maridan con la temática del cuadro de cada día. Desde montaditos reinterpretados hasta quesos con mermeladas artesanas, el menú sorprende por su sabor y originalidad.
Una de las propuestas más llamativas de Wine Gogh es su técnica de pintura con vino, donde el tinto sustituye a los acrílicos y se convierte en pigmento. Esto añade un componente sensorial único, ya que lo que se huele y se saborea también se plasma en el lienzo. Es una forma distinta de conectar con el arte desde los sentidos.
Wine Gogh también organiza eventos privados y sesiones especiales: despedidas, aniversarios, celebraciones de empresa o incluso primeras citas. Todo en un ambiente distendido, donde el foco está en disfrutar y crear algo propio, sin presión ni juicios. Muchos visitantes terminan llevándose no solo un cuadro, sino también una experiencia que se recuerda por mucho tiempo.
Para quienes buscan una alternativa original al típico bar de tapas, este lugar se convierte en un plan perfecto. Fusiona lo mejor de la gastronomía sevillana con el placer de hacer algo diferente. Tapear en Wine Gogh es compartir, reír, brindar… y volver a casa con una obra que cuenta la historia de una noche inolvidable.

🕯️ El Rinconcillo: Historia viva en cada tapa sevillana
Visitar El Rinconcillo es hacer un viaje al pasado sin salir de Sevilla. Fundado en 1670, este emblemático bar es el más antiguo de España y conserva intacto su espíritu tradicional. Sus paredes cubiertas de azulejos, estanterías de madera y camareros que aún escriben los pedidos con tiza sobre la barra hacen que cada visita sea una experiencia auténtica. Aquí, la historia no se lee: se come.
El ambiente del local es cálido, con ese bullicio clásico que solo se encuentra en las tabernas con alma. El Rinconcillo atrae tanto a sevillanos de toda la vida como a turistas curiosos que buscan probar la esencia de Andalucía servida en pequeñas porciones. Su cocina sigue recetas que se han transmitido de generación en generación, y eso se nota en cada bocado.
Entre sus tapas más célebres están las espinacas con garbanzos, un clásico de la cuaresma sevillana que en El Rinconcillo se sirve durante todo el año. También destacan la carrillada ibérica, el bacalao con tomate o la pringá, que llega en montadito o en plato, siempre sabrosa y contundente. La carta no necesita florituras: aquí mandan los sabores de siempre.
Su ubicación, cerca de la iglesia de Santa Catalina, lo convierte en una parada obligatoria para quienes exploran el casco antiguo de Sevilla. Puedes tomar algo en la barra, pedir una tapa rápida antes de seguir el paseo, o sentarte en su salón superior si prefieres una comida más reposada. Sea como sea, el sabor a historia está garantizado.
El Rinconcillo no es solo un sitio para comer: es una institución cultural. Muchos lo consideran un símbolo de la ciudad y un punto de encuentro para quienes aprecian el valor de lo auténtico. Si buscas una experiencia que combine gastronomía, tradición y carácter sevillano en estado puro, este es tu lugar. Cada tapa aquí cuenta una historia que merece ser degustada con calma.

🌿 La Brunilda: Creatividad gourmet en forma de tapa
En el corazón del centro sevillano, La Brunilda ha conquistado el paladar de quienes buscan tapas con un giro creativo. Este moderno gastrobar es célebre por su cocina de autor, donde cada plato es una fusión de técnica, sabor y presentación impecable. Desde su fachada discreta hasta su interior luminoso y elegante, todo está pensado para una experiencia gastronómica diferente.
Las tapas en La Brunilda no son las clásicas de toda la vida, sino pequeñas joyas que combinan ingredientes de forma original. Entre sus platos más destacados se encuentran el risotto de setas con trufa, el tataki de ternera con puré de boniato y el bacalao confitado con hummus de berenjena. Cada receta sorprende por su equilibrio y su estética cuidada.
El local suele estar muy concurrido, por lo que lo más recomendable es llegar temprano o tener paciencia para esperar una mesa. La rotación es constante, y el servicio, ágil y amable, mantiene el ritmo sin perder la atención al detalle. La carta cambia según la temporada, lo que permite descubrir nuevas creaciones en cada visita.
La selección de vinos también está a la altura, con referencias nacionales que maridan perfectamente con la cocina del lugar. Para quienes prefieren opciones sin alcohol, cuentan con cócteles artesanales y refrescos naturales que completan la propuesta con elegancia. Todo en un ambiente joven, moderno y acogedor.
La Brunilda es ideal para foodies, parejas o grupos que desean vivir una experiencia gastronómica en clave contemporánea. Aquí no solo se come bien: se celebra la innovación culinaria desde la base de la tapa. Un rincón imprescindible para quienes desean descubrir el lado más sofisticado del tapeo sevillano.

🍖 Bodega Antonio Romero: El sabor auténtico del montadito sevillano
En pleno centro de Sevilla, a pocos pasos del Paseo de Colón, Bodega Antonio Romero se ha ganado el respeto de locales y visitantes gracias a su ambiente castizo y sus tapas llenas de sabor. Con décadas de historia, este establecimiento es todo un referente cuando se trata de disfrutar de una buena comida informal, sin complicaciones y con la garantía de que cada bocado es pura tradición.
Lo que lo hace famoso es su extenso menú de montaditos, con el “Piripi” como estrella absoluta. Este bocadillo caliente, hecho con lomo, bacon, queso y alioli, ha alcanzado categoría de leyenda entre los sevillanos. Pero no es el único. También destacan opciones como el montadito de pringá, el de tortilla con salmorejo o el clásico serranito. La variedad permite probar varios y compartirlos en grupo.
El local mantiene el espíritu de una taberna tradicional: mesas de madera, barriles decorativos y una barra siempre llena. No se trata de un sitio pretencioso, sino de uno que sabe lo que hace y lo hace bien. La clientela es fiel, el ambiente animado y el servicio, rápido y cordial. Aquí se va a disfrutar sin más.
La carta de vinos y cervezas acompaña perfectamente las tapas, con opciones andaluzas y nacionales para todos los gustos. También cuentan con platos más contundentes, como carrillada ibérica, solomillo al whisky o revueltos caseros. Pero el verdadero protagonista sigue siendo el montadito, esa tapa sencilla que, cuando está bien hecha, lo dice todo.
Bodega Antonio Romero es ideal para una comida informal entre amigos, una parada rápida tras un paseo por el centro o incluso una cena distendida antes de seguir explorando la noche sevillana. No pretende ser sofisticada, y precisamente por eso se disfruta tanto. Aquí, el tapeo se vive con alegría, sabor y autenticidad.

🍳 Bar Eslava: Tapas premiadas con alma sevillana
Ubicado en el barrio de San Lorenzo, Bar Eslava se ha convertido en una auténtica referencia del tapeo en Sevilla. Este pequeño y siempre concurrido local ha logrado lo que muchos buscan: ofrecer tapas de autor a precios populares, sin perder el alma andaluza. Su cocina, creativa y elegante, ha recibido numerosos premios que avalan su propuesta culinaria.
La tapa más emblemática es el huevo sobre bizcocho de boletus con vino caramelizado, una delicia que mezcla texturas y sabores en un solo bocado. También destacan platos como el cigarro de Bécquer —un canelón crujiente de choco y algas—, el solomillo con queso de cabra o las costillas a baja temperatura. Cada tapa está pensada como una pequeña obra de arte.
El espacio combina lo moderno con lo clásico: paredes blancas, vigas de madera y un ambiente acogedor que invita a quedarse. A pesar de su tamaño reducido, el ritmo es ágil y el servicio, impecable. No aceptan reservas, por lo que es habitual ver colas en la puerta, pero la espera siempre merece la pena.
Además del bar, tienen un restaurante justo al lado con una carta más elaborada, ideal para quienes prefieren sentarse con calma y disfrutar de un menú completo. Ambos espacios comparten el mismo sello de calidad y creatividad que ha hecho de Eslava un destino gastronómico imprescindible.
Bar Eslava es perfecto para quienes desean experimentar la tapa sevillana desde un enfoque contemporáneo sin perder la esencia local. Es un lugar donde tradición y vanguardia se dan la mano, donde cada plato cuenta una historia y donde el sabor, simplemente, emociona. Una joya imprescindible en el mapa del tapeo sevillano.
