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Tardes en Sevilla; 5 Experiencias Inolvidables para Disfrutar una Tarde en Sevilla
Tardes en Sevilla; 5 Planes Únicos para Vivir la Magia de una Tarde en Sevilla
Tardes en Sevilla; Sevilla es una ciudad que enamora a cada paso, llena de historia, cultura y experiencias inolvidables. Sus tardes ofrecen una oportunidad perfecta para descubrir su esencia a través de planes únicos que combinan tradición, arte y gastronomía. Desde recorrer el emblemático barrio de Triana con su alma flamenca hasta sumergirse en la majestuosidad del Alcázar y el encanto del Barrio de Santa Cruz, cada actividad deja una huella especial. Disfrutar de tapas en el Arenal o dejarse llevar por la creatividad en Wine Gogh Sevilla convierte cada tarde en un momento mágico. Descubre estos 5 planes y vive Sevilla como nunca.
Tarde Flamenca en Triana: Un Viaje al Alma de Sevilla
Triana es el corazón flamenco de Sevilla, un barrio con historia y alma propia. Sus calles respiran arte, pasión y tradición. Caminar por sus rincones es sumergirse en la esencia más pura de la ciudad. Desde la cerámica artesanal hasta los sonidos de una guitarra flamenca, cada detalle transporta a otra época.
El mejor punto de partida es el Mercado de Triana, ubicado junto al antiguo castillo de San Jorge. En su interior, los colores y aromas de los puestos crean un ambiente vibrante. Aquí se puede probar jamón ibérico, queso curado o aceitunas aliñadas. Un buen aperitivo antes de explorar las calles del barrio.
Después del mercado, un paseo por la Calle Betis es imprescindible. Sus vistas al río Guadalquivir y a la Torre del Oro son espectaculares al atardecer. Los bares con terrazas ofrecen el escenario perfecto para tomar una caña o un tinto de verano mientras cae el sol.
Para adentrarse en la historia del barrio, una parada en la Capilla del Carmen es obligatoria. Su fachada de cerámica es un símbolo de Triana. Muy cerca, la Calle Alfarería muestra el pasado alfarero del barrio con talleres y tiendas de cerámica tradicional.
Cuando cae la noche, la magia del flamenco cobra vida. En Triana, este arte no es solo un espectáculo, es un sentimiento. Existen tablaos como CasaLa Teatro o Teatro Flamenco Triana, donde se pueden presenciar actuaciones en espacios íntimos. La cercanía de los artistas y la energía del baile hacen de esta experiencia algo inolvidable.
Para terminar la tarde con un toque gastronómico, los bares de tapas son la mejor opción. Las Golondrinas o Blanca Paloma ofrecen sabores auténticos de la cocina sevillana. Unas espinacas con garbanzos o un montadito de pringá son elecciones clásicas.
Triana no es solo un barrio, es un sentimiento que se vive con los cinco sentidos. Pasar una tarde aquí es descubrir el alma de Sevilla, a través de su historia, su gente y su arte.

Atardecer en la Plaza de España y el Parque de María Luisa
Sevilla es una ciudad que deslumbra con su historia y belleza, pero pocos lugares son tan mágicos como la Plaza de España y el Parque de María Luisa al atardecer. Este rincón es una joya arquitectónica y natural donde la luz dorada del sol realza cada detalle.
El recorrido comienza en el Parque de María Luisa, un pulmón verde en el corazón de la ciudad. Sus caminos serpenteantes llevan a glorietas escondidas, fuentes ornamentadas y frondosos jardines. Es el sitio ideal para caminar sin prisas, disfrutando del aire fresco y del canto de los pájaros.
Entre sus rincones más encantadores se encuentra la Glorieta de Bécquer, un homenaje al poeta romántico sevillano. La escultura de mármol, rodeada de cipreses y rosales, evoca la nostalgia de sus versos. Cerca de allí, la Fuente de las Ranas añade un toque pintoresco con sus detalles cerámicos.
Siguiendo el paseo, la majestuosidad de la Plaza de España aparece como un escenario de cuento. Diseñada por Aníbal González para la Exposición Iberoamericana de 1929, su forma semicircular y sus puentes representan la unión entre España y sus antiguas colonias.
Los azulejos de los bancos, que representan cada provincia de España, son una de las atracciones más llamativas. Cada uno cuenta una historia, con imágenes de batallas y paisajes emblemáticos. Sentarse en uno de ellos y contemplar la vista es una experiencia única.
Para quienes buscan algo más interactivo, el alquiler de pequeñas barcas para remar por el canal añade un toque romántico y divertido. Ver la plaza reflejada en el agua mientras cae el sol es un espectáculo inolvidable.
Cuando la tarde empieza a oscurecer, las luces de la plaza se encienden, creando un ambiente mágico. Es el momento perfecto para dirigirse a un rooftop cercano. La Terraza del EME ofrece vistas panorámicas de la ciudad, donde la Giralda iluminada se roba el protagonismo.
Terminar la tarde con una copa de vino y una vista privilegiada es la mejor manera de cerrar un recorrido por uno de los rincones más emblemáticos de Sevilla. Un plan relajante, visualmente impactante y lleno de historia.

Tarde cultural en el Alcázar y el Barrio de Santa Cruz
Sevilla es una ciudad donde la historia cobra vida en cada rincón, y no hay mejor manera de vivirla que con una tarde cultural en el Real Alcázar y el Barrio de Santa Cruz. Este paseo es un viaje a la época de los reyes y sultanes, entre palacios, jardines y calles llenas de leyendas.
La visita comienza en el Real Alcázar, una de las joyas arquitectónicas más impresionantes de España. Construido en la época musulmana y ampliado por los cristianos, este palacio combina estilos mudéjar, gótico y renacentista. Sus patios con arcos ornamentados y azulejos coloridos transportan a otra era.
Uno de los lugares más icónicos es el Patio de las Doncellas, con su estanque central rodeado de columnas y detalles geométricos. Su diseño refleja la influencia islámica y la armonía de la arquitectura andaluza. Cada sala del palacio es una obra de arte en sí misma.
Los Jardines del Alcázar son otro espectáculo que no puede faltar. Palmeras, fuentes y flores exóticas crean un oasis en el corazón de la ciudad. Es fácil perder la noción del tiempo entre sus senderos, escuchando el murmullo del agua y el canto de los pájaros.
Al salir del Alcázar, el recorrido continúa por el Barrio de Santa Cruz, el antiguo barrio judío de Sevilla. Sus calles estrechas y laberínticas esconden patios con buganvillas y pequeñas plazas con fuentes. Es un lugar perfecto para pasear sin rumbo fijo.
Uno de los rincones más encantadores es la Plaza de Doña Elvira, rodeada de naranjos y bancos de cerámica. Aquí se puede hacer una pausa para disfrutar del ambiente antes de seguir explorando. La historia se respira en cada esquina.
Para terminar la tarde, nada mejor que una cena en una taberna tradicional. Casa Román, con su famoso jamón ibérico, o Las Teresas, con sus tapas de ibéricos y vinos andaluces, son opciones ideales. Comer en una terraza mientras cae la noche es la mejor manera de despedir el día.
Recorrer el Alcázar y Santa Cruz es adentrarse en el alma de Sevilla. Un plan que combina arte, historia y encanto en una tarde que quedará grabada en la memoria.

Ruta de tapas y vino por el Arenal
El barrio del Arenal es una de las zonas más vibrantes de Sevilla, donde la gastronomía y la tradición se mezclan en un ambiente único. Sus calles están llenas de bares históricos y tabernas donde las tapas y el vino son los protagonistas. Pasar una tarde aquí es sumergirse en el verdadero espíritu sevillano.
El punto de partida ideal es la Torre del Oro, un símbolo de la ciudad junto al río Guadalquivir. Desde aquí, se puede caminar por el Paseo de Colón hasta adentrarse en las calles del Arenal, un barrio que fue clave en el comercio marítimo de Sevilla durante la época colonial.
La primera parada en esta ruta de tapas debe ser Bodeguita Antonio Romero, famosa por su piripi, un montadito de lomo con queso y alioli. Su ambiente tradicional y su gran variedad de vinos andaluces lo convierten en un lugar imprescindible.
A pocos metros, La Brunilda es otro templo del tapeo sevillano. Sus platos, con un toque moderno, destacan por su creatividad y sabor. Un clásico aquí es la carrillada ibérica con puré de patatas, una delicia que se deshace en la boca.
El Arenal también es conocido por sus tabernas con historia. Casa Morales, fundada en 1850, es una de las más emblemáticas. Su decoración con grandes tinajas y su jamón ibérico cortado al momento crean un ambiente auténtico. Acompañar la tapa con un fino o manzanilla es una elección acertada.
Para los amantes del marisco, La Isla es el sitio ideal. Conocida por su marisco fresco y su espectacular tortillita de camarones, este restaurante lleva décadas siendo un referente en la ciudad. Su carta de vinos ofrece excelentes opciones para acompañar cada bocado.
Al caer la tarde, nada mejor que un paseo hasta la Plaza de Toros de la Maestranza, otro emblema del barrio. Desde aquí, se puede cruzar el puente de Triana y despedir el día en alguna terraza con vistas al río, como Mariatrifulca, donde los cócteles y la puesta de sol crean el broche de oro perfecto.
La ruta de tapas por el Arenal es más que una experiencia gastronómica; es un recorrido por la esencia de Sevilla. Historia, tradición y sabores inolvidables en una tarde llena de autenticidad.

Experiencia artística en Wine Gogh Sevilla
Sevilla es una ciudad que despierta los sentidos, y una de las formas más originales de vivir su esencia es a través del arte y el vino. Wine Gogh Sevilla ofrece una experiencia única donde la creatividad y la enología se combinan en un ambiente relajado y divertido.
La tarde comienza con la llegada a un espacio acogedor, donde la decoración bohemia y la luz tenue crean un ambiente inspirador. En el centro de cada mesa, los lienzos en blanco esperan a los participantes, junto a copas de vino listas para dar el primer sorbo.
Antes de empezar a pintar, se realiza una breve introducción al arte y la técnica del día. No es necesario tener experiencia, ya que un instructor guía paso a paso en la creación de una obra. Cada pincelada se acompaña de buena música y una copa de vino, lo que hace que la experiencia sea aún más envolvente.
El vino es otro de los protagonistas de la tarde. Se pueden degustar diferentes variedades, desde tintos suaves hasta blancos afrutados. Cada sorbo potencia la creatividad, permitiendo que los colores fluyan con más naturalidad sobre el lienzo.
A medida que avanza la sesión, el ambiente se llena de risas y conversaciones. Es un plan perfecto para compartir con amigos, en pareja o incluso para hacer nuevas amistades. La pintura se convierte en un medio de expresión, y cada cuadro refleja la personalidad de su autor.
Uno de los momentos más especiales es cuando todos los participantes comparan sus obras. Aunque siguen un mismo modelo, cada cuadro es único. La sensación de haber creado algo con las propias manos, acompañado de una copa de vino, es realmente gratificante.
Para finalizar la tarde, muchos asistentes eligen quedarse un rato más disfrutando del ambiente. Algunos aprovechan para hacer fotos con sus obras, mientras que otros simplemente brindan por la experiencia. La combinación de arte y vino deja una sensación de bienestar difícil de encontrar en otros planes.
Wine Gogh Sevilla no es solo un taller de pintura, es una experiencia sensorial donde el arte y el placer se encuentran. Una forma diferente de disfrutar la ciudad, dejando que la inspiración y el vino sean los verdaderos protagonistas de la tarde.
